Reinventarse para seguir sirviendo

Aunque el Centro de Día San Vicente de Paul de Puerto Aysén debió cerrar sus puertas debido a la cuarentena decretada por el Ministerio de Salud durante la pandemia de Covid-19, sus voluntarios continúan apoyando a las personas mayores.

Dar continuidad en la entrega de su servicio fue la principal preocupación del equipo del centro de día, apenas la autoridad decretó el cierre de los Centros de Día para Adultos Mayores para prevenir el contagio del Covid-19.

“Nunca en 22 años de historia habíamos vivido una situación así y por lo mismo lo asumimos como un desafío”, explica Luisa Llancalahuen, Directora del Centro de Día que atiende a 33 adultos mayores en situación de vulnerabilidad, a quienes se entrega alimentación de lunes a sábado.

En cuanto se enteraron de la medida de cierre, los voluntarios tomaron la decisión de seguir entregando los almuerzos puerta a puerta, “porque no podíamos dejarlos desamparados y sin darles este servicio básico”. Para dar cumplimiento a los protocolos sanitarios reorganizaron su estrategia. Reforzaron los procedimientos de higiene en la manipulación de alimentos, organizaron cuadrillas para los despachos y se adoptaron todas las medidas para el autocuidado, además de usar los elementos de protección personal como guantes y mascarillas, entre otros.

Este centro de día cumple un rol que va más allá de satisfacer una necesidad básica, también busca ser un lugar de encuentro donde se comparte, se estrechan lazos de amistad, se promueve un espacio para el crecimiento espiritual, y durante algunos períodos del año y de acuerdo a la disponibilidad de recursos y de voluntarios, se realizan talleres sobre diferentes temáticas. “Pese a esta nueva realidad que nos toca vivir, creemos que seguimos reforzando la mayoría de nuestros propósitos. Ha sido una experiencia muy positiva porque hemos podido conocer donde viven y las necesidades que tienen los adultos mayores que atendemos. Incluso cuando hacemos la entrega ellos nos bendicen y oran por nosotros, lo que ha sido muy impactante para nuestro equipo”, cuenta Luisa.

Esta nueva condición les ha permitido reforzar el sentido de comunidad. “El visitarlos y estar cara a cara nos da tranquilidad. Al mirarlos y conversar con ellos sabemos que están bien, sanos. El mirarnos a los ojos nos produce una alegría y tranquilidad única”.

El apoyo a estos adultos mayores es aún más urgente durante esta crisis, que en lo económico ha afectado especialmente a las familias más vulnerables. Luisa agradece a todos los voluntarios que se han sumado en este tiempo y también a empresas y a la comunidad que se han hecho parte entregando donaciones de alimentos y bebestibles. “Sin el apoyo de todos es imposible salir adelante, así que invito a que todos a sumarse a esta iniciativa”.

Quienes deseen aportar pueden hacer una donación haciendo clic aquí, indicando en el mensaje que la donación se debe destinar al Centro de Día San Vicente de Paul en Puerto Aysén. ¡Muchas gracias!