Rezar en comunidad, una pausa necesaria

La emergencia sanitaria desafió a la Fundación San Vicente de Paul a seguir fortaleciendo sus lazos en forma remota. Apoyados en la tecnología, los equipos se reúnen una vez al mes para estrechar su cercanía con Dios a través de la oración.
La pandemia del Covid-19 se transformó en una oportunidad para buscar nuevas formas de mantenerse acompañados y unidos. María Victoria Campos, Directora de Formación de la Red de Hogares, explica que la idea surgió en el momento más álgido de la pandemia el 2020. “Partimos reuniéndonos una vez al mes para rezar el Rosario. El hecho de hacerlo juntos nos sirvió de apoyo, nos sentimos como una comunidad, unidos, pidiendo por los que más estaban sufriendo”.
Así surge la instancia de oración comunitaria el 2020, liderada por el Área de Formación. Cada último viernes del mes el equipo central de gestión y apoyo, los equipos directivos de cada obra y los miembros del directorio se encuentran en una video llamada para hacer una pausa y compartir como comunidad vicentina.
Este año se reestructuró la instancia con el objetivo de favorecer la participación de todos. Para potenciar la identidad y estrechar el vínculo fraterno entre quienes forman parte de la fundación, cada encuentro es preparado por un hogar, un colegio y un representante de la oficina central. “Esto ha ayudado a fortalecer la empatía entre los equipos y potenciar el sentido de pertenencia. Queremos lograr que todos sientan que las obras donde colaboran forman parte de algo mucho más grande y potente a nivel nacional”.
Junto con preparar con cariño el momento de oración, los organizadores incluyen una breve presentación sobre labor e historia de las obras que representan.
“Nos ha servido para conocernos entre nosotros y darnos cuenta de que somos una gran familia. También para emular un poco las acciones de los otros hogares. Para poder hacer mejor nuestro trabajo y hacer un mejor servicio. Familia que reza unida permanece unida”, comenta Alejandra Aliaga, Subdirectora del hogar Cerro la Virgen de San Javier.
Soledad Vera, Directora del colegio San Vicente de Paul de Puerto Octay, destaca la importancia de regalarse una pausa para vivir la fe. “Es un momento de paz y reflexión que nos anima en la tarea diaria. Los tiempos están cambiando y creo muy necesario seguir unidos con un objetivo en común. La oración es una forma para tratar de mejorar como personas”.
Romina Almonacid, Directora del hogar San José de Ancud, valora la compañía que significado el apoyarse mutuamente en estos difíciles momentos. “La pandemia nos ha afectado emocionalmente y estamos muy vulnerables. La oración nos ha permitido unirnos. Agradezco la acogida que siempre nos han dado y que nos hayan hecho partícipes de este momento de crecimiento espiritual”.