Una alianza que se reinventa en tiempos de pandemia

Aunque la cuarentena obligó a suspender la visita de sus voluntarios, la Fundación Juan Pablo II ha encontrado la forma de continuar apoyándonos a través de importantes donaciones y con acompañamiento de los residentes de forma remota, para mitigar el impacto de la emergencia sanitaria Covid-19 en cuatro hogares de nuestra red.

Después de 28 años realizando de manera ininterrumpida una importante labor de voluntariado en varios hogares de nuestra red, la emergencia sanitaria ha obligado a interrumpir las visitas de un grupo de estudiantes de la Universidad Católica, becarios de la fundación Juan Pablo II. Esta institución, además de entregar becas a jóvenes con grandes talentos, les ofrece un completo programa de formación donde el servicio es un eje fundamental. Desde 1992, el apostolado es realizado en algunos de nuestros hogares en Santiago.

Cientos de jóvenes se han contactado con la realidad de las personas mayores, entregándoles su compañía y organizando numerosas actividades de desarrollo cognitivo, interesantes talleres, entretenidas celebraciones y diversos proyectos para mejorar la calidad de vida de los residentes.

Toda esta historia en común ha generado un fuerte lazo entre ambas fundaciones. Por esto, conmovidos ante la emergencia sanitaria que afecta principalmente a los adultos mayores, la fundación Juan Pablo II realizó una significativa donación de elementos de protección personal, productos para la desinfección y tablets para las residencias Sagrado Corazón, de la Santa Cruz, Amor de Dios y el hogar El Buen Samaritano. En este último incluyó la entrega de celulares.

Rosana Latuf, Gerente de la Fundación Juan Pablo II, explica que priorizaron las donaciones desde el aspecto sanitario y de la salud mental de los adultos mayores. “Creemos que la mejor forma de contribuir en esta contingencia es promover la prevención y seguridad de los adultos mayores y colaboradores de los hogares. Pero también para nosotros es fundamental evitar la sensación de aislamiento que puedan sentir las personas mayores por la cuarentena. Ellos se han visto afectados al no tener contacto con sus familiares, amigos y voluntarios. Y en este sentido la tecnología es de gran ayuda”.

Es que la pandemia presentó un desafío para ambas instituciones, y Juan Pablo II encontró en la tecnología una oportunidad para dar continuidad al programa en forma virtual. “Durante la cuarentena hemos seguido conectados con los adultos mayores. Los residentes pueden participar en los talleres y continuar trabajando estrechamente con los estudiantes, y eso nos tiene muy contentos”, asegura Rosana.

En momentos de mucha incertidumbre y encierro los residentes agradecen enormemente la posibilidad de contactarse con sus queridos voluntarios, con sus familiares a través de los tablets y teléfonos.

Además, los voluntarios de Juan Pablo II han estado en permanente contacto con los adultos mayores a través del envío de cartas y llamados telefónicos. Conexión que les permite a los adultos mayores sentirse felices y acompañados.

Una vez más, agradecemos el permanente apoyo de la Fundación Juan Pablo II y este círculo virtuoso de colaboración y caridad que juntos hemos construido.

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También puedes entregar elementos de protección personal directamente en los hogares.