Como voluntaria de la Conferencia Nuestra Señora del Rosario de Quilpué, Marcela dedica su tiempo a preparar almuerzos que se entregan tres veces a la semana a más de 20 personas mayores.

Pero en este comedor de la Fundación San Vicente de Paul ellos encuentran mucho más que una comida caliente: allí, Marcela y las demás participantes de la Conferencia les brindan compañía, calidez y cariño.

La experiencia vicentina de Marcela es un testimonio inspirador de entrega, voluntad y amor por el prójimo. Su dedicación por las personas mayores nos muestra que un pequeño acto de bondad puede marcar una enorme diferencia en la vida de los demás.

Juntos podemos hacer del mundo un lugar más solidario.